Siguiendo con lo expuesto en nuestra entrada anterior, Gamificación ¿Realidad o ficción?, en este post hablaremos sobre las aportaciones más importantes de esta técnica a la hora de emplearse en las aulas entre las cuales destacamos: la capacidad de poder desarrollar las habilidades sociales de los estudiantes, la transparencia o la posibilidad de dar respuesta inmediata.
En diversos estudios científicos ya se ha demostrado que la gamificación de la educación ayuda en gran medida a mejorar las habilidades sociales de los estudiantes (artículo). Esto se debe, a que la gamificación incluye a los alumnos en el proceso de aprendizaje y no son simples receptores de la información, tal y como sucede con la enseñanza tradicional, en la que el docente se limite a emitir información mientras los estudiantes escuchan lo que se les tiene que decir. Por lo tanto, en este tipo de enseñanza las interacciones alumno-alumno o alumno-profesor son mínimas. Cabe destacar que la gamificación surge de la colaboración estrecha entre varias ramas del conocimiento como la ciencia, la tecnología, la psicología y la educación. Esto ayuda a generar entornos dónde se tienen en cuenta diversas variables que mejoran no solo el conocimiento adquirido de la materia a tratar, si no también otras habilidades como manejo de información, gestión de problemas, colaboración dentro de un grupo y un sinfín más de habilidades sociales.
En cuanto a la transparencia, que no es un concepto únicamente relacionado con instituciones públicas o partidos políticos, es importante destacar que la gamificación nos permite conocer qué es lo que queremos reforzar, cuando queremos reforzarlo y como queremos reforzarlo. Esto implica que el alumno pueda ser consciente de las acciones que va realizando y que consecuencias tienen, permitiendo que actúe conforme a ellas. De esta forma creamos un entorno de aprendizaje sin errores o con la posibilidad de darse cuenta de ellos durante el proceso de realización de las actividades propuestas.
Profundizando más aún en las ventajas de utilizar la gamificación en las aulas, nos encontramos con que esta metodología, bien utilizada, nos permite dar retroalimentación inmediata a los usuarios. Esto quiere decir que cada vez que un alumno realiza una acción, podemos mostrarle un mensaje (positivo, indicaciones…) que nos permitirá orientar a los estudiantes en el caso de que fuese necesario. Esto es muy difícil de conseguir mediante la enseñanza tradicional, ya que el refuerzo por parte del profesor es limitado y a veces puede ser sesgado. Con la gamificación, podemos ser capaces de premiar todas aquellas acciones que consideremos necesarias y no nos perderemos ninguna por el camino.
Sin embargo y como con todo, debemos ir con cuidado a la hora de planear un buen entorno (Los excesos llevan al fracaso). Aunque a simple vista la gamificación parece simple de llevar a cabo, implementarla correctamente requiere esfuerzo y dedicación. Hay que tener cuidado a la hora de diseñar los refuerzos y tener en cuenta las consecuencias que pudieran acarrear ya que cada refuerzo (ya sea negativo o positivo), por muy insignificante que sea, puede generar consecuencias indeseadas.
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